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εὖ θάνατος (Buena Muerte)

La palabra Eutanasia tiene sus orígenes en la Antigua Grecia: una civilización que la veía como un escape a la mala vida, aquella que no merecía ser vivida.

Se convirtió en una práctica común en ciudades como Atenas, Quíos y Massalia pues, además de ser defendida por grandes filósofos como Sócrates y Platón, era permitida por el estado que, además, autorizaba y proveía el veneno para llevarla a cabo.

 

Sorprendentemente, la mayoría de los permisos eran garantizados y las restricciones eran mínimas. Se consideraba una justificación válida que la existencia resultase amarga, que el destino fuese adverso o que el sufrimiento (de cualquier tipo) fuese insoportable.

 

Juramento Hipocrático

A pesar de que la eutanasia era una práctica aceptada y permitida en la Grecia de la Edad Antigua, tuvo un fuerte opositor: Hipócrates, el más famoso médico de la antigüedad y padre de la medicina moderna. Él creó un juramento médico para sus discípulos, aquel que se sigue usando hoy en día: El juramento hipocrático. En el se prohíbe cualquier tipo de homicidio por parte de un médico, incluso aquel por piedad.

 

- Juro y pongo a Apolo el médico, y Asclepio e Hygiea y Panákeia y a todos los dioses y diosas como testigos, dar cumplimiento en la medida de mis fuerzas y de acuerdo con mi criterio a este juramento y compromiso:

 

- Tener al que me enseñó este arte en igual estima que a mis progenitores, compartir con él mi hacienda y tomar a mi cargo sus necesidades si le hiciere falta; considerar a sus hijos como hermanos míos y enseñarles este arte, si es que tuvieran la necesidad de aprenderlo, de forma gratuita y sin contrato; hacerme cargo de la preceptiva, la instrucción oral y todas las demás enseñanzas de mis hijos, de los de mi maestro y de los discípulos que hayan suscrito el compromiso y estén sometidos por juramento a la ley médica, pero a nadie más.

 

- Haré uso del régimen dietético para ayuda del enfermo, según mi capacidad y recto entender: del daño y la injusticia le preservaré.

 

- No daré a nadie, aunque me lo pida, ningún fármaco letal, ni haré semejante sugerencia. Igualmente tampoco proporcionaré a mujer alguna un pesario abortivo. En pureza y santidad mantendré mi vida y mi arte.

 

- No haré uso del bisturí ni aun con los que sufren del mal de piedra: dejaré esa práctica a los que la realizan.

 

- A cualquier casa que entrare acudiré para asistencia del enfermo fuera de todo agravio intencionado o corrupción, en especial de prácticas sexuales con las personas, ya sean hombres o mujeres, esclavos o libres.

 

- Lo que en el tratamiento, o incluso fuera de él, viere u oyere en relación con la vida de los hombres, aquello que jamás deba trascender, lo callaré teniéndolo por secreto.

 

- En consecuencia séame dado, si a este juramento fuera fiel y no lo quebrantare, el gozar de mi vida y de mi arte, siempre celebrado entre todos los hombres. Mas si lo trasgredo y cometo perjurio, sea de esto lo contrario.

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PROYECTO PERSONAL

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MYP YEAR 5

CONTACTO

Juan Sebastián Orozco Carrillo

juseorca@hotmail.com

 

© 2015 por Juan Sebastián Orozco Carrillo.

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